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Sunday, November 6, 2016

Las Amigas son la Familia que Escogemos

"Un amigo verdadero es el más grande de todos los bienes." Francois de La Rochefoucauld

Cuando mi hija tuvo su primer novio, recuerdo que le dije que no olvidara a sus amigas. A pesar de que los hombres en nuestra vida son importantes pues ellos nos complementan de una forma muy especial, a las amigas nos une un lazo emocional que los hombres simplemente no pueden comprender pues hemos sido creados muy diferentes. A medida que maduramos, necesitamos esa hermandad, ese vínculo entre mujeres que los hombres nunca entenderán.  Los hombres también necesitan amigos, pero para nosotras las mujeres, las amigas son tan necesarias como el agua.

Tal vez porque me crié sin hermanos, le he dado mucho más valor a mis amistades. Y ya que viví en tres países diferentes durante mis primeros doce años de vida, me fue difícil mantener las amistades. Cada vez que me acercaba a alguien lo suficiente para considerarla mi mejor amiga, llegaba el momento de mudarme. Sin embargo, tengo dos amigas que han sido parte de mi vida desde el día que nací y a pesar de que vivimos con un océano de por medio, son mis mejores amigas hasta el día de hoy. Más que amigas, las quiero como hermanas.

Nuestras madres se conocieron antes de que nosotras hubiésemos nacido y fueron inseparables prácticamente desde el primer día. Menos de dos años nos separan a las tres. Tere es dieciséis meses mayor que yo y Dulce dos meses más joven. Mis álbumes de fotos de mis años en Cuba están llenos de fotografías de nosotras tres, lo cual indica que nuestras familias eran inseparables. Esta unión se solidificó en España cuando nos mudamos al mismo barrio de Madrid. Asistiamos a la misma escuela, viajabamos juntas y prácticamente pasabamos cada minuto de cada día en alguna de nuestras casas, en la piscina, patinando en el parque o simplemente divirtiéndonos por el barrio.

Cuando cumplí los doce años, mis padres y mis abuelos decidieron mudarse a Miami. La noticia me causó gran alegría pues había crecido escuchando historias fascinantes sobre los Estados Unidos. Pero esta alegría se tornó amarga cuando supe que Tere y Dulce no se mudarían. Durante los tres primeros años, nos intercambiamos cartas mensualmente. Cuando cumplí quince años, mis padres me preguntaron si quería una fiesta. Las celebraciones de "quinceañera" estaban de moda pero yo no estaba interesada. El único regalo que realmente quería era volver a España y por suerte para mí, me lo concedieron. Pasé la mitad de ese verano en España y es uno de los mejores recuerdos de mi vida. Los años de separación se desvanecieron y una vez más éramos las tres amigas inseparables que se habían criado juntas. Podiamos terminar las oraciones de una u otra y teníamos idiosincrasias y frases que nadie excepto nosotras podían comprender.

Durante la secundaria y la preparatoria en Miami, coseché amistades, pero nadie pudo reemplazar a Tere y Dulce. Cada vez que nos reunimos, en mi lado del océano o en el de ellas, es como si nunca hubiésemos estado separadas. No hay timidez entre nosotras. Podemos hablar de cualquier tema, bromear y compartir los detalles más íntimos sin ruborizarnos. Supongo que esto es lo más parecido a tener hermanas. Dios no me concedió hermanas, pero me bendijo el día que nuestras madres se conocieron.

A pesar de que mis dos mejores amigas, mis hermanas de una madre diferente, viven un océano aparte, he cosechado muchas amistades a lo largo de mi vida. Algunas todavía se mantienen en contacto, mientras que otras han tomado otro rumbo, pero mientras fueron parte de mi vida, tuvieron un propósito y contribuyeron algo que yo necesitaba en ese momento. Cuando me reúno con mis amigas, mi esposo me dice que todo lo que hacemos cuando nos juntamos es chismear, pero es mucho más que eso. Compartimos desde lo más profundo de adentro. No tenemos ningún reparo en cubrir cualquier tema, bien sea sobre relaciones intimas o consejos de belleza, esposos o hijos, política o religión. Nada es tabú. Y cuando estamos atravesando un momento difícil, podemos abrir nuestros corazones con nuestras amigas y compartir las emociones y los temores más profundos. Ellas nos comprenden porque la mayor parte del tiempo, ya han caminado en nuestros zapatos. En los buenos tiempos, pero sobre todo en los malos tiempos, nuestras amigas, junto con nuestra familia, nos ayudan a llevar la carga y nos dan una palmadita en la espalda que nos mantiene caminando hacia adelante. Nuestra fe nos mantiene en pie, pero nuestras amigas nos dan el empuje que necesitamos para seguir andando. Son los ángeles que Dios nos manda cuando la vida se nos cierra a nuestro alrededor.

Que Dios bendiga a todas mis amigas. Las amigas de Facebook que marcan "me gusta" cuando pongo fotos y rezan cuando pido oraciones. Las amigas que conocí en la escuela, en el trabajo o en la iglesia. Cada una de ellas a traido un ingrediente especial a mi vida. Las amigas que he conocido a través de mis hijos, compartiendo tanto tiempo juntas en todas las actividades escolares, fiestas de cumpleaños y excursiones. A pesar de que nuestros hijos crecieron, nuestra amistad sigue en pie. Mi comunidad de la Biblia y mis hermanas de Emaús. Ellas son mis hermanas en Cristo y sé que están a solo una llamada o un texto de distancia. Nos hemos reído juntas y hemos llorado juntas. La fe nos unió y Dios ató el nudo de la amistad. Compartimos la palabra de Dios y mucho más. Somos ángeles de la oración entre nosotras, nos reunimos para rezar, o "chismear" tanto como nos sea posible y las necesito tanto como necesito mi vaso de agua todas las mañanas. Y por último pero no menos importante, Dios bendiga a mis hermanas del alma a las que no puedo esperar para abrazar otra vez. Doy gracias a Dios por cada una de ustedes, tanto las que ya siguieron otro rumbo como las que aún son parte de mi vida. Ustedes son mejor que un café o un chocolate.  Son mi gente. Son la familia que yo escogí para mí.

Así como le dije a mi hija un día, no olvides a tus amigas aún cuando la vida se vuelva muy complicada. Mientras más pasan los años, más entiendo la necesidad de tener otras mujeres en mi vida. Y espero que yo sea tan importante para ellas como ellas lo son para mí.

Salud a mis amigas!!!







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